miércoles, 25 de enero de 2012

a mi hermano, a la distancia

Hasta ahora no había tenido las ganas de escribirte porque solo pensar en qué decir me recuerda que ya no estás, puta madre ya no estás. Los domingos ya no terminan contigo como copiloto en el viaje más entretenidamente monótono de Miraflores a San Borja, terminan no más. Ir a polvos ya no es lo mismo, ir al Regatas ya no es lo mismo, ver los Simpson ya no es lo mismo…. Ya no es lo mismo nada.

¿Cuándo un hermano mayor se convierte en tu mejor amigo? A los 15 probablemente, cuando los 5 años de diferencia ya no se sienten tanto, cuando tu hermano ya no te esconde de sus patas porque tu eres uno más de ellos, cuando te escapas del colegio para ir a verlo a la chamba, porque hasta pasar tiempo con él en la chamba es divertido. Cuando tus papás no entienden de qué rayos se están riendo y eso te da aún más risa.

Nunca dejarás de cargar la cruz de ser el causante de mi claustrofobia, pero yo nunca dejaré de agradecerte que me enseñaras de a pocos lo jodido y lo alucinante que puede ser el mundo de allá afuera, el de los grandes.

Pasamos por varias etapas, al principio eras el gigante rebelde que andaba con sus otros amigos grandes y que yo quería seguir a todas partes, que era tan genial para mi que era capaz de convencerme de comer chanchitos de tierra o de dejar un ratón muerto en la casa de las nuevas vecinas. Luego te convertiste en el ogro del cuarto de al lado (después entendí que eso de la adolescencia es bien jodido y te comprendí). Tuvimos que irnos bien al norte para empezar a entendernos y conocernos y desde ahí la historia nos encontró casi siempre juntos, escuchando un disco nuevo de un cantante viejo, viendo una pela de esas que no parecen una mala copia de otra, caminando por Quilca buscando cosas que nadie más quiere, riéndonos de la tía tarada que creía que teníamos poderes psíquicos, llorando juntos por los que parten antes, llorando en un aeropuerto porque tu te ibas, o llorando al escribirnos un post porque siempre se nos hizo más fácil escribir que hablar.

Debe ser jodidamente difícil hacerlas de amigo y de hermano mayor al mismo tiempo, pero contra todo pronóstico lo hiciste bien, fuiste amigo apañador hasta el punto exacto en el que debías ser el hermano que aconseja y desahueva. Me diste las herramientas justas para ir abriendo los ojos de a pocos, me presentaste a las personas indicadas, a Charlie y Nito, a Ray y sus hérores, a Penny Lane, al Che y a Frank y su interpretación distinta. Me enseñaste que las reglas estúpidas son para la gente estúpida, que si quieres algo tienes que luchar por conseguirlo y que si alguien se mete con tus sueños puede irse un poco bastante a la mierda. Me enseñaste que mi casa no son cuatro paredes sino el país entero, pero el hogar es siempre donde está la familia y las dos cosas se defienden a muerte. Me enseñaste que a veces está bien bajar la cabeza y pedir perdón, que eso también es ser hombre, como lo es cruzar un océano para darle a mi sobrina más de lo que aquí podría recibir, porque esa es la idea no?

Puta que te extraño gordo, en serio no tienes idea de cuánto te extraño, he oído un montón de chistes que quería contarte pero ya los olvidé, cuando voy para tu depa ya no me provoca entrar a tu cuarto, cuando voy al edifico de la aurora y veo al parque, lucho para no romper en llanto, el camino de tierra ya no existe, como para terminar de recordarme que el tiempo pasó y ya somos grandes y ya no tomamos lonche juntos en la mesa de la cocina.

Cuándo vienes? Cuándo nos trepamos de nuevo al metropolitano? Cuándo me cocinas unos fideos con atún? Cuándo nos juntamos en tu depa a oir los vinilos que compramos?…… Hazme un carrito de Lego.

No hay comentarios: